Las organizaciones constituyen, sin dudas, uno de los principales espacios donde las personas, independientemente de su lugar en el organigrama, canalizan sus aspiraciones de progreso individual, crecimiento económico, contribución personal, realización, pertenencia e identidad. No obstante, las últimas investigaciones evidencian que, a pesar de los esfuerzos realizados por parte de los líderes de las organizaciones, hoy día, resulta aún más necesario generar y potenciar el compromiso de los colaboradores. De hecho, un estudio reciente de Gallup reveló que, en la actualidad, solo el 32 % de los empleados están comprometidos con sus organizaciones y su trabajo.

Al ser privados de los factores motivadores internos que aplican para su realidad personal y contexto social, las personas tienden a perder fácilmente la motivación y la energía para marcar una diferencia, por lo cual, su desempeño será, en el mejor de los casos, mediocre. Si a esto le añadimos los factores externos y las realidades socioeconómicas, el reto puede resultar abismal. Por ejemplo, es difícil mantenerse comprometido si se tiene un recién nacido en casa, un anciano a su cuidado o la pareja con serios problemas de salud, con el consiguiente aumento en la demanda de tiempo y recursos. Nuestras vidas personales, cada vez más complicadas, afectan el compromiso. Hoy más que nunca, los colaboradores requieren que la organización haga cosas para involucrarlos y necesitan que su superior lidere de una forma que construya una cultura de compromiso.

Obviamente, pedir compromiso a cambio de nada es ilusorio. Es en estos momentos en los cuales el dueño, directivo, gerente o líder de un equipo de trabajo de una organización necesita proveer a su gente de los factores motivacionales, la dirección, el ejemplo a seguir y un ideal en que creer. También es importante tomar en cuenta que incrementar la satisfacción de los colaboradores no necesariamente eleva su nivel de compromiso, porque estas variables, aunque interrelacionadas, no son siempre interdependientes. ¿O acaso no conocemos a alguien que está feliz en su organización y, sin embargo, hace su mínimo esfuerzo?

Debemos tener claro que el compromiso también depende mucho de cada persona individualmente. Por otro lado, es esencial que cada persona conozca su propio nivel de compromiso. Esto incluye a los líderes, ya que ellos también deben tener un compromiso auténtico con la organización y sus liderados. De hecho, investigaciones indican que, si un líder no está comprometido, sus colaboradores tienen tres veces más probabilidades de no estarlo también. De aquí el que las organizaciones, y muy en concreto sus directivos máximos, deban liderar con el ejemplo y asumir el reto de lograr que su compromiso sea una irrefutable realidad. El compromiso es de doble vía.

Por suerte, existen métodos, herramientas, ideas y habilidades que, utilizadas correctamente, pueden ayudar a los líderes de los equipos y las organizaciones a hacer la diferencia. Bob Kelleher lleva años enseñando a organizaciones líderes en los cinco continentes cómo hacer esto. Su profundo conocimiento sobre el compromiso proviene de sus años de experiencia liderando, como alto ejecutivo, iniciativas de compromiso que transformaron las culturas corporativas de grandes empresas y que incluso fueron galardonadas. También viene de acompañar a decenas de organizaciones líderes en el mundo para elevar sus resultados a través del compromiso en todas las generaciones que trabajan en ellas. Este conocimiento lo ha plasmado en varios libros bestsellers globales cuyos principales contenidos serán compartidos a lo largo de esta conferencia.